¡Hola! El compromiso autoimpuesto de publicar una receta semanal, sigue vigente. Entre mudanzas y reformas, cuesta tener el tiempo necesario para hacerlo en condiciones, pero estoy seguro que la nueva cocina lo compensará.

Voy con una de mis reflexiones que nada tienen que ver con la cocina: Siempre me había sentido orgulloso de pagar impuestos. Hace ya algún tiempo que no. Ahora me siento ridículo.

Era mi parte, yo cumplía. Los responsables de su gestión, es evidente que no. Pero ya antes de que nos levantaramos cada mañana con un nuevo escándalo de corrupción, sentía que no se hacía lo que se tenía que hacer con mi dinero. Me consolaba que la mayor parte iba a sanidad y educación, básicos para la igualdad de oportunidades.

Ahora mismo, la parte que va a sanidad y educación cada vez es menor. La prioridad es otra. Ahora los impuestos sirven, en gran medida, para pagar la deuda millonaria consecuencia del rescate a la banca. Es decir, una parte de mis impuestos, sirve para hacer más millonarios a los millonarios que nos metieron en la crisis.

Sigo escuchando a tertulianos de bien, orgullosos de pagar sus impuestos, llamando estafadores a todos aquellos ciudadanos que pagan en B, o que no piden factura para no pagar el IVA o que hacen lo posible por no contribuir. Antes pensaba: Es una vergüenza, en una sociedad así, donde se presume de defraudar a hacienda, no hay quién viva.

Ahora creo que es parte del engaño, hacernos creer que uno es ciudadano de bien cuando paga sus impuestos, cuando políticos, grandes empresarios y demás defraudadores, que son los que realmente tienen un impacto en la economía por el volumen de su fraude, nos miran con una media sonrisa.

Hay una pregunta que me suelo hacer cuando tengo que tomar una decisión importante: ¿Quién es el máximo beneficiario?

Probemos: ¿Quién es el máximo beneficiario de que yo pague impuestos? ¿Quién es el máximo beneficiario de que yo trabaje duro? ¿Quién es el máximo beneficiario de que yo vote?

Vamos con el pollo, que me enrollo que es un gusto. Espero que os guste. Abrazos.

Pollo a la sal

492POLLOALASAL_BLIngredientes

  • 1 pollo
  • Orégano
  • Pimienta negra molida
  • 2 hojas de laurel
  • 4 dientes de ajo
  • 1½ kg de sal gruesa
  • Agua
  • 1 zumo de un limón

Instrucciones

  1. Con el pollo bien limpio, le ponemos abundante pimienta molida sobre la piel. Después orégano, apretando con las manos para que no se desprenda.
  2. Golpeamos los ajos y los metemos dentro junto a las hojas de laurel.
  3. El una olla grande, ponemos una capa de sal de medio centímetro aproximadamente, lo humedecemos un poco con unas gotas de agua y presionamos para que quede una capa uniforme.
  4. Ponemos el pollo sobre la capa de sal y lo cubrimos también de sal. La capa debe cubrir bien el pollo. La humedecemos y presionamos.
  5. Lo metemos en el horno, precalentado a 200 ºC y lo dejamos una hora y cuarenta y cinco minutos.
  6. Mientras, exprimimos un limón y reservamos su zumo.
  7. Sacamos el pollo del horno y, en caliente, retiramos la sal dando unos golpeas para resquebrajarla. Lo ponemos sobre una bandeja y lo rociamos con el zumo de limón.

 

Tiempo de preparación: 10 minuto(s)
Tiempo de cocción: 1 hora(s) 45 minuto(s)
Número de comensales: 4

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