¡Hola! Tras el final feliz del otro día, no he tenido más remedio que subir una receta con final triste. La Ley Sinde me ha obligado.

Anteayer fue la Gala de los Goya. Creo que nunca había aguantado tanto. Las galas, en general, me parecen aburridas. Pero esta tenía aliciente. Lo más esperado era el discurso de Alex de la Iglesia. No decepcionó, pero lo vi algo solo.

Siempre me ha gustado ir al cine. Para mi, como la cocina, tiene mucho de ritual. La taquilla, las filas de asientos, la sala oscura, la pantalla enorme, el dolby surround… He ido muchas veces al cine, al edificio, sin saber que película iba a ver. Prefería no mirar la cartelera para no desmotivarme. He llegado a ir tres veces por semana y, en alguna ocasión, me he quedado a ver la película dos veces.

Ahora voy poco. Supongo que tiene que ver con el trabajo, Nora, la cocina… También es verdad que las películas de fuera no las ponen en versión original y las de aquí… se podría decir que estoy «enfadado» con el «cine español».

Supongo que es «la fe del converso». Mi conversión se debe a dos motivos principalmente. Primero, durante años, fui un gran defensor del «cine español». Para que os hagáis una idea de lo incondicional que era, fui a ver muchas, prácticamente todas las películas que salían. Recuerdo que fui a ver Yo soy esa. He tenido que buscarla para recordar el año. ¡Tenía 16 años!, pero había que ir y fui. Como os podéis imaginar, me he tragado tostones insoportables que me han ido quitando las ganas poco a poco.

La segunda razón está entre la «profesión frustrada» y la «decepción profesional». Al igual que hice mis pinitos en la política, también los hice en el cine. Quería dedicarme al cine, así que, con un socio, puse una productora y conseguí una subvención de 7.000 euros para hacer un corto. Hubo muchos factores que influyeron en el resultado, pero lo cierto es que me decepcioné a mi mismo. Si os fijáis, no está firmado. Así que es una de mis múltiples profesiones frustradas.

La decepción profesional llegó al descubrir como funcionaba la industria. Al estar subvencionada, los proyectos que salen adelante tienen poco que ver con el talento. Hay que hacer mucho pasillo, pero hay algo peor. Durante el tiempo que estuve metido en el «mundillo» de los cortos, todo eran quejas. Es una industria llorica y eso, para mi, era insoportable.

Y si, hasta ahora, tenía dos motivos, ahora tengo un tercero, la Ley Sinde. Se han escrito rios de tinta sobre ella. Por si os interesa, os enlazo una entrada de Antonio Delgado bastante completa.

¿Y la receta? No tiene ningún misterio, así que espero que la probéis. Estoy de un palizas últimamente… Un abrazo.

Actualización: Mientras escribía esto, han aprobado la Ley Sinde. Qué tristeza. No creo que tenga mucho sentido hacerlo en las municipales, pero me lo estoy planteando para las generales http://www.nolesvotes.com

Ingredientes para cuatro:
300 g de tallarines, 1 lata de anchoas,
4 dientes de ajo, 2 guindillas,
2 tomates, 2 cucharadas de
alcaparras, 20 aceitunas
y aceite de oliva virgen extra

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